#ElPróximoPaso
Voto, anulación y abstencionismo.
 
 
 
De acuerdo a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el voto es primeramente, un derecho de la ciudadanía, plasmado en el artículo 35, fracción primera; así como una obligación, expresada en el artículo siguiente, 36, fracción tercera. Uno de los preceptos legales fundamentales, es que a todo derecho corresponde una obligación; sin embargo, el voto tanto es derecho como es obligación. ¿Por qué?
La democracia depende de los ciudadanos para su funcionamiento, y a cambio, permite que los ciudadanos participen activamente en el ejercicio de poder, mediante diversos mecanismos, en el caso de México, también plasmados en la Constitución. Es un círculo virtuoso, en el cual es elemental el voto. Sin voto, no hay democracia; sin democracia, no hay voto.
Pueden haber mil y un argumentos para no votar, o invalidar el voto. Ciertamente, hay razones aparentemente de peso para no votar: “es que no ha cambiado nada en el país”, “es que todos los políticos son rateros”, “es que los políticos son tan carismáticos como una piedra”. En fin. Sin embargo, nuevamente, de acuerdo a la ley, hay mecanismos para expresar desacuerdos, para manifestarse, e incluso para exigir que los servidores públicos rindan cuentas. Nuevamente, para no ir más lejos, el artículo 35 de la Constitución, en su fracción tercera, establece como un derecho de los ciudadanos “Asociarse individual y libremente para tomar parte en forma pacífica en los asuntos políticos del país”. Tenemos derechos, hace falta conocerlos, y sobre todo, ejercerlos.
Hay activistas políticos que pregonan que mediante las elecciones se valida un sistema político; al invalidar el voto, se deslegitima al régimen. Al menos en el caso del régimen mexicano, ni de chiste es el caso. No hay disposición alguna que establezca el cambio o abolición del sistema político en base a abstención en elecciones, o en base a votos nulos. Para un discurso, suena bonito y atrayente; en la práctica, equivale a darle un golpe severo al mecanismo democrático por excelencia, el voto. Implica delegar en terceros la decisión personal que cada ciudadano está obligado a tomar. Nuevamente, existen los mecanismos plasmados en la ley para expresar nuestros desacuerdos; no ejercer el derecho y obligación al voto, o bien, desperdiciarlo, no es de ninguna manera una manera de tomar parte en los asuntos políticos del país. Es lo contrario, es marginarse o apartarse de dichos temas.
Pueden tener un punto quienes mencionan “que no hay por quien votar”. Ciertamente, la gran mayoría de los candidatos presentados hasta el día de hoy, están para llorar. ¿Será consecuencia del poco involucramiento efectivo de los ciudadanos en los asuntos políticos del país? Por supuesto que sí. Los políticos, los representantes populares, a fin de cuentas son un mero reflejo de los electores. Una ciudadanía desinteresada, dará por resultado un fiasco de políticos; una sociedad exigente, comenzará por exigir y nunca aplaudir a sus políticos, por ende, eleva la calidad de los mismos.
Regresando al presente, por derecho y por obligación debemos votar, todos y cada uno de los inscritos en el padrón electoral. Así como están las cosas, hay muy poco de donde escoger “el mejor candidato”, invariablemente vamos a terminar por seleccionar al menos peor de todos los presentados en la boleta. Esto debe terminar un día, y créanme, con actitudes de “es que voy a anular mi voto” o “no voy a votar” esto simplemente se va a agravar cada día más. La anulación y el abstencionismo han dado por resultado a lo que tenemos hoy en la silla de palacio nacional.
El voto nulo y el abstencionismo en la práctica es lo mismo. Tal vez la única diferencia que hagan electoralmente, es que aparecen en recuadros distintos en los resultados de la elección, pero a fin de cuentas, solamente benefician al que obtenga mayoría de votos. Si el abstencionismo y los votos nulos rebasan a los votos emitidos, implica que los menos están decidiendo por los más. Así no funciona una democracia; por el contrario, así se pervierte una democracia.
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