El presidente López Obrador tiene algunas características que en otra situación, serían muy positivas para su entorno. Por ejemplo, es un cuate muy, pero muy tenaz, es capaz de identificar exactamente que quiere escuchar su auditorio, sin embargo, tiene algunas otras que, en cualquier situación son un lastre. Tal vez una de las peores es su infinita soberbia.

Esa soberbia puede ser la salvación de este pobre país. No lo se aún, por que escribo ésto el 1 de junio de 2021 y las elecciones no se han llevado a cabo.

Por primera vez, desde el pasado 1 de julio de 2018, me siento optimista sobre el futuro de México y este sentimiento se debe a que en el ambiente se percibe que el partido de López, Morena, perderá la mayoría calificada en la cámara de diputados, lo cual, impediría que nuestra constitución sea modificada a capricho del jefe del ejecutivo.

Lo anterior no es cosa menor, por que esas modificaciones podrían incluir, desde retirar la autonomía al Banco de México o desaparecer al Instituto Nacional Electoral, hasta imponer un solo partido político y extender el mandato de AMLO indefinidamente.

Si López hubiera sido un poco mas humilde, habría aceptado la posibilidad de que en las elecciones de medio término podría perder y entonces, se hubiera apurado y concentrado en hacer las reformas que le permitieran cumplir su obscuro sueño de ser dictador vitalicio de nuestro país.

Recordemos lo que dijo el Diputado Gerardo Fernández Noroña cuando asistió a una reunión del Foro de Sao Paulo en Cuba, apenas unos días después de arrasar en las elecciones de 2018, el día 16 de Julio de 2018:

“… una gran inconformidad, una serie de agravios, una explosión de cobro de cuentas pendientes frente a 30 años de gobiernos neoliberales, nos han dado casi dos tercios del Senado y de la Cámara de Diputados. No solo ha sido un triunfo avasallador de Andrés Manuel López Obrador, el compañero presidente y tenemos un reto grande por supuesto, por que podemos hacer todas las reformas constitucionales que nosotros decidamos, que el pueblo nos ha dado las herramientas. Podemos darle marcha atrás a todas las reformas neoliberales. Por supuesto que tendremos que recuperar puertos, aeropuertos, carreteras, playas, ferrocarriles, agua, petróleo, telecomunicaciones, todo, y ponerlo al servicio de nuestro pueblo. Pero está, como nos lo acaba de plantear el compañero presidente la determinación del momento para hacer. El es de la idea de que se debe acumular más fuerza, de que se debe tener todavía un apoyo popular mayor…”.

En el discurso de Fernández Noroña se percibe que para López no fueron suficientes los 30 millones de votos que acumuló ni el enorme capital político que tenía al momento de ganar la elección. En su autoconcepción como el elegido para ser el mejor presidente de la historia, decidió que a medida que el sexenio avanzara, la aprobación crecería, que cada día, su popularidad sería mayor y entonces, cuando TODOS lo aclamaran como el gran salvador de México, sería un paso natural quedarse sentado en la silla hasta que lo sacaran con los pies por delante de Palacio Nacional.

Hoy día, creo que fue una bendición que el señor presidente se auto-valore tanto, por que aún con el enorme daño que ha provocado, pienso que el país, ha resistido y podrá levantarse, con mucho esfuerzo, pero podrá hacerlo. Si López hubiera actuado rápido o si López gana la elección del día 6 de junio, México, como lo conocemos, no será mas.

Me gustaría, para terminar, mencionar a quienes han apoyado y actuado con patriotismo y profesionalismo, como el propio Banco de México, los jueces que han otorgado los amparos contra las leyes de la energía eléctrica y de hidrocarburos, el Instituto Nacional Electoral, ciudadanos y comunicadores valientes y los partidos tradicionales que fueron capaces de entender el momento y formar una coalición fundamental. Ellos y muchos ciudadanos de a pie no permitiremos que nos conviertan en una gran cárcel comunista.

Espero en la próxima, comentar sobre el triunfo de la oposición.

P.D. Les dejo la liga al video de la participación del Diputado Fernández Noroña en Cuba: