Dentro del reino animal, hay especies carismáticas que aparecen comúnmente en las listas de animales silvestres favoritos: tigre, león, elefante, jirafa, leopardo, panda, guepardo, oso polar, lobo gris y gorila, entre otras. Y también tenemos nuestra lista de animales que nos causan repulsión o fobia: Arañas, ratas, cucarachas, serpientes, lagartos, batracios, tiburones, murciélagos, cuervos, etc.
Particularmente entre los reptiles, los geckos son unos animales que gozan de gran aceptación, y hasta tienen un lugar importante dentro de los animales buscados como mascotas, particularmente el gecko leopardo (Eublepharis macularius), como el mundialmente famoso Kohaku.
Hay más de 1500 especies clasificadas de geckos en unos 120 géneros y 7 familias, en el suborden Gekkota. Los geckos se caracterizan por tener ojos y patas relativamente grandes, en particular los dedos de las patas. Por lo general, las escamas son pequeñas y tienen una cabeza aplanada sin espinas o crestas. Presentan una gran variedad de formas, colores y tamaños. La mayoría tiene colores apagados y están bien camuflados en su entorno natural, aunque algunos brillan en la oscuridad.
En cantidad de geckos, México ocupa el segundo lugar, solo después de Australia. La mayoría de los geckos que se encuentran en nuestro país son endémicos. Les conocemos como gecko, cuija, salamanquesa, salamandra, chichu o cachora, dependiendo de la región. Su origen se sitúa en China o Filipinas, y se piensa que llegó a México a través de la Nao de China durante la época novohispana. El gecko tiene una gran capacidad para trepar paredes y alimentarse de bichos, por lo cual es un gran aliado doméstico. Algunas personas tienen la idea de que el gecko es venenoso, ya sea a través de la mordida o del contacto cutáneo, lo cual es falso. Los geckos no representan riesgo alguno para los seres humanos.
Una de sus características más famosas es su capacidad para correr a lo largo de superficies resbaladizas, incluso ventanas de vidrio o techos. La única superficie a la que los geckos no pueden adherirse es el teflón seco.
Sus patas no están recubiertas de un adhesivo especial, ni contienen pequeñas ventosas como las de un pulpo, se trata de un mecanismo mucho más intrincado y sorprendente. El secreto está en sus pies y en las almohadillas adherentes que lo forman. Como si fuera una matrioska, esas almohadillas a su vez esconden en su interior estructuras más pequeñas. Una organización jerárquica que se va desplegando poco a poco.
Las pequeñas laminillas que podemos ver a simple vista, están a su vez compuestas de miles de pequeñas escamas llamadas setas. Si las miramos aún más de cerca, veremos que cada punta de una seta se ramifica de nuevo en cientos de fibrillas diminutas llamadas espátulas. Esas fibrillas, de tan solo unas micras de tamaño, forman un bosque visible únicamente bajo el microscopio electrónico.
Cada una de esas fibras puede adherirse a la superficie gracias a débiles fuerzas intermoleculares, o fuerzas de Van der Waals (los electrones de cada espátula atraen e interaccionan con los electrones del suelo). Cada fibrilla ejerce una atracción minúscula, pero hay tantas actuando a la vez, que la suma total es enorme. Se calcula que si todas las setas estuvieran en contacto al mismo tiempo podrían soportar el peso de dos personas (o miles de veces el peso del propio gecko).
Además, son tremendamente versátiles. La fuerza con las que se adhieren puede cambiar varios órdenes de magnitud con tan solo modificar un poco el ángulo. Si el animal endurece el pie al contacto, las fuerzas se distribuyen y aumenta la adhesión, pero si relaja o inclina el pie, disminuyen. Así pueden agarrar o liberar una pata en tan solo unos nanosegundos.
Veamos otras características interesantes de los geckos:
Los ojos de los geckos son 350 veces más sensibles a la luz que los ojos humanos. La mayoría de las especies de geckos son nocturnas y están particularmente bien adaptadas a la caza en la oscuridad. Según un estudio de 2009 del gecko del casco (Tarentola chazaliae), mientras nosotros difícilmente podríamos distinguir el color en la tenue luz de la luna, los geckos poseen pupilas verticales que le ayudan a ver de noche y para ellos, sigue siendo un mundo colorido.
Los geckos pueden producir varios sonidos para comunicarse. A diferencia de la mayoría de los lagartos, los geckos se distinguen por poseer cuerdas vocales, lo que les permite emitir sonidos para comunicar peligros, buscar compañeros o para marcar su territorio, según la especie y la situación.
Algunas especies de geckos no tienen patas y se parecen más a las serpientes. Hay más de 35 especies de lagartos en la familia Pygopodidae. Estas especies, todas endémicas de Australia y Nueva Guinea, carecen de extremidades anteriores y solo tienen patas traseras vestigiales.
La mayoría de los geckos pueden deshacerse de su cola y volverá a crecer. Los geckos pueden dejar caer la cola como distracción para un posible depredador. Sorprendentemente, los geckos dejan caer la cola a lo largo de una "línea de puntos" previamente marcada, por así decirlo. Un gecko puede volver a crecer su cola caída, aunque probablemente será muy diferente a la cola original.
Los geckos usan sus colas para almacenar grasa y nutrientes para tiempos de escasez. Perder una cola no es un evento favorable para un gecko, no solo porque es un proceso intensivo en energía para volver a crecer una cola completa, sino también porque un gecko almacena nutrientes y grasa en su cola como protección contra los momentos en que la comida es escasa.
Los geckos pueden ser longevos. En cautiverio, un gecko bien cuidado puede vivir entre 10 y 20 años. Los geckos leopardo tienen un promedio de entre 15 y 20 años.
La mayoría de las especies de gecko no tienen párpados, por lo que se lamen los ojos para limpiarlos. Como no pueden parpadear, se lamen los ojos para mantenerlos limpios y húmedos.
Los geckos son maestros del camuflaje. Los geckos pueden cambiar de color para adaptarse a su entorno, sin necesidad de ver sus alrededores. Sienten, en lugar de ver, su entorno para camuflarse, utilizando proteínas sensibles a la luz en la piel conocidas como opsinas.
Algunos geckos pueden "volar". El gecko volador (Ptychozoon kuhli) puede deslizarse hasta 60 metros de un solo salto, a pesar de medir solo alrededor de 15 a 20 cm de longitud corporal.
La especie de gecko más pequeña, jaragua sphaero (Sphaerodactylus ariasae), mide 16 mm desde la punta de la cabeza al inicio de la cola.
Fuentes: Treehugger, Eres ciencia, México Desconocido, Proceedings of the National Academy of Sciences https://doi.org/10.1073/pnas.1534701100, imágenes tomadas de internet