A primera vista el picozapato (Balaeniceps rex) parece un animal hechizo: patas de cigüeña, pico de pelícano y cabeza de águila, con una mirada de asesino que nos sorprende y hasta nos infunde temor. Su nombre científico significa: “Rey de cabeza de ballena”, así lo nombró en 1850 Jhon Gould, naturista y ornitólogo, colaborador de Charles Darwin.
Este gigante sobrevuela las costas de África continental. Se le puede encontrar en el sur de Sudán, Uganda, Tanzania y Zambia.
A pesar del halo ominoso que emana de su mirada, el picozapato no es un animal agresivo. Pertenece a la familia de los pelícanos, y es fácilmente reconocible por el pico prominente en forma de zueco holandés, del que recibe su nombre común.
Un macho adulto mide 1.20 metros de longitud y hasta 1.50 metros de altura, siendo las hembras ligeramente más pequeñas. Su envergadura alar mide entre 2.30 metros y 2.60 metros. Pesa entre 4 y 7 kilos. Su plumaje es de color gris azulado o gris cenizo y brillante.
Tiene patas negras, ojos amarillos y, al cerrar sus ojos, sus parpados blancos hacen que parezca un zombi. En proporción, la cabeza es más grande que el cuerpo, y está ocupada casi por completo por el pico, de 20 centímetros de largo.
Tienen garras largas, así como una cresta despeinada que sobresale en la parte posterior del cráneo. Como la mayor parte de las aves zancudas, los pies son palmeados.
Alcanzan los 50 años de edad. Llegan a la madurez sexual a los 4 o 5 años.
Dadas sus dimensiones, es común que el picozapato extienda las alas para equilibrarse al caminar. Este comportamiento le confiere una presencia aún más amenazadora, considerando que es un animal nocturno, solitario y silencioso.
La longitud y fuerza de sus patas le permite transitar entre la vegetación enmarañada de su hábitat natural, entre los pastizales. Las dimensiones de sus alas le dan la capacidad de tener despegues poderosos, casi de manera vertical, para emprender viajes solitarios. A pesar de esta capacidad, la especie no se caracteriza por describir rutas migratorias kilométricas.
En algunas regiones se mueven estacionalmente para encontrar comida y un espacio propicio para aparearse. En general, disfrutan de posarse en los árboles, pero se les avista más comúnmente en el suelo, cerca de cuerpos de agua en los que puedan hidratarse y pescar.
Incluso en pareja, prefieren alimentarse cada quién por su lado. Su alimentación se compone principalmente de peces leopardo, aunque también come cocodrilos jóvenes, ranas, aves acuáticas y serpientes.
A pesar de su tamaño, es un ave muy difícil de observar, porque se encuentra en grave peligro de extinción. Además de sufrir la caza y la destrucción de su hábitat natural en favor de la agricultura, los picozapatos se caracterizan por rechazar a sus crías al nacer.
Su nido está formado por un cúmulo de vegetación pisoteada con un tamaño de 3 a 4 metros de ancho. En ese nido depositan de uno a tres huevos de color blanco en un intervalo de cinco días y en ese proceso de incubación los padres van echando agua a los huevos, con el fin de mantenerlos frescos debido a las altas temperaturas. Las crías nacen después de un mes de incubación. Suele sobrevivir solo una cría, por varias razones: solo nace una cría, la alimentación, la depredación, y el fratricidio (un hermano mata al otro).

Fuentes: National Geographic, La Verdad, Acir, imágenes tomadas de internet