Los aztecas pueden encajar fácilmente en lo que consideramos como una sociedad feudal. Eran una teocracia de incuestionables valores religiosos y místicos; el problema de sus valores generalizados radicaba en que sus dioses exigían como tributo la vida humana para el mantenimiento del tejido social y el estatus quo.

Básicamente, los aztecas no concebían la integridad de su mundo si no se derramaban litros y litros de sangre. Es por eso que su sociedad tenía como actividad primaria la obtención de gente que permitiera los sacrificios para que perdurara su estilo de vida.

Esto es lo que se conoce comúnmente como “modelo de negocios”; son las actividades que permiten que la manera en que realizas las cosas se lleve a cabo. Visto desde un punto de vista contemporáneo, es obtener y asegurar los ingredientes de la receta secreta de KFC, asegurar cada uno de los aspectos requeridos para lograr el cometido que cualquier agrupación se encomiende a sí misma.

Todas las organizaciones aplican, de una manera u otra, un modelo parecido; algunas lo hacen de manera incidental o accidental y otras lo hacen de una manera descarada.

Actualmente, el gobierno morenista utiliza un modelo similar: requiere de la ignorancia y dependencia del pueblo mexicano para mantenerse en el poder.

Requiere un enemigo a quien culpar de todo de una manera casi religiosa (teocrática) e impulsa el discurso de la esperanza de manera mesiánica para centrar el poder e incuestionable decisión en un solo individuo.

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Cuestionarlo, confrontarlo y contrastarlo son enemigos que deben eliminarse, y por eso su mayor lucha no es contra el hambre, la violencia o siquiera contra sus enemigos políticos. Su mayor pelea es contra la verdad, y para eso dominan experta y hábilmente la manipulación, los medios y atacan a cualquiera que los cuestione.

Pero un modelo implica asegurar todos los aspectos que mantengan la ignorancia y la dependencia; por eso, además de bombardear continuamente con datos falsos y cortinas de humo que mantengan a la gente distraída, buscan regalar la mayor cantidad de dinero posible y, al mismo tiempo, demoler la estructura de independencia laboral para asegurar que cada vez más gente dependa de ellos.

Esto no es debido a un toque de genialidad; es una fórmula probada por incontables gobiernos populistas que han creado, poco a poco, una infalible fórmula que mezcla la ignorancia, la pobreza y la esperanza. Y claro, siempre es más fácil generar estos elementos que conocimiento, riqueza y responsabilidad.

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En pocas palabras, la mayor producción de morena siempre estará orientada a producir ignorantes y pobres.

De igual manera, un modelo de negocios se centra en su misión y visión, en su ideología y debe considerar cada aspecto de la continuidad de las actividades, así como su mejora y evolución con el tiempo.

En el caso de los aztecas, la subyugación de las tribus vecinas permitía obtener los insumos tan necesarios para sus rituales sin tener que derramar su propia sangre, pero la llegada de los españoles trajo consigo otro punto de vista completamente irreconciliable con su modelo. Lo peor es que llegó con otros medios que le permitieron acabar con toda creencia y procesos que mantuvieron a los aztecas en la cima por siglos.

Análogamente, el populismo parece que solo puede ser combatido con la fuerza de un demagogo más grande.

Así como los aztecas llegaron a su ocaso por las armas españolas, morena está encontrando su horma de zapato en otro populista con un garrote más grande.

El problema es que, así como la población general es la que más pierde con el modelo populista, también salimos perdiendo con las amenazas del señor que no tiene nada que perder.