Tiempo de hablar en serio en México respecto a Gaza

El Aviador ya ha tenido la oportunidad de visitar Tierra Santa, de ser agredido ahí por un palestino, ser abusado por un comerciante israelita y hasta de ser testigo de una pelea entre un judío y un árabe a bordo de un avión aterrizando en Tel Aviv.

Si bien de sangre mayoritariamente “mora”, como diría su abuela andaluza, el Aviador tiene grandes amigos judíos y admira a muchos de los grandes que ese pueblo ha dado a la humanidad, cuya cultura por cierto valora enormemente, lo que le permite anticipar que no sería justo considerarlo antisemita por la posición que comparte en esta columna publicada por CoNexiones, plataforma a la que reconoce, agradece y claro esta: respeta, en especial a su creciente número de lectores entre los cuales no descarto hayan miembros de la comunidad hebrea.

Esta mañana el Aviador se entera que se ha confirmado la muerte del mexicano Orión Hernández,uno de los casi 150 rehenes tomados por terroristas de Hamas el pasado 7 de octubre de 2023, evento al que no puedo dejar de relacionar con ese 7 de diciembre de 1941 cuando los japoneses atacaron Hawái y con ese 11 de septiembre de 2001 en el que el avión civil fue empleado como arma de guerra contra los Estados Unidos, ambos casos en los que no compró el empleo de la palabra sorpresa y por el contrario, soy de la idea que esas atrocidades le cayeron “como anillo aldedo” a los norteamericanos para justificar el inicio de su participación abierta en la Segunda Guerra Mundial o invadir Irak, tal y como ahora siento lo del 7 de octubre de 2023 le ha permitido a algunos en Israel cometer genocidio en Gaza y reforzar el apartheid en Cisjordania, territorios que en mi opinión integran la nación palestina.

“Piensa mal y acertarás”, así lo dejo… estoy consciente que lo que comparto en esta oportunidad puede causar ámpulas en algunos lectores.

No los culpo; son temas complicadísimos de alta geopolítica, agravados por la religión y rodeados de intereses y pasiones, como tampoco culpo a quienes en Hiroshima o en Mosul odian a esos norteamericanos que hicieron pagar con la muerte de miles de civiles, muchos de ellos menores de edad, mujeres y abuelitos, por los crímenes de quienes ordenaron en su momento los ataques a Pearl Harbor y a Nueva York, tal y como miles y miles de inocentes en esas categorías están siendo masacrados por el ejército israelí bajo el mando de un despiadado Netanyahu, criminal debidamente acreditado como tal por altas cortes internacionales al que habría que quitarle el adjetivo de humano.

Lo cierto es que el Aviador conoce al padre de Orión Hernández, colorido “bon-vivant” y restaurantero mexicano que alguna vez ofreció en un local con vista al Parque México una de las mejores cocinas italianas de la Ciudad de México. Y no es que la muerte de este joven haya desatado la furia en el teclado del Aviador; este crítico opinólogo del quehacer aeronáutico mexicano ha denunciado en el pasado el crimen que se está cometiendo en Palestina en donde un “justificado” pretexto ha sido empleado de manera brutal y desproporcionada para dar respuesta a otro brutal acto, intentando aniquilar a base de balas, bombas y hambre a un pueblo que tiene todo el derecho de coexistir en paz y prosperidad en los territorios limítrofes con Egipto, Israel y Jordania que un creciente número de naciones reconocen como suyos.

Es así que creo que es tiempo de hacer un llamado a la comunidad internacional, comenzando por la mexicana, incluyendo a su importante población judía, para poner un alto definitivo a la carnicería en Gaza, sin duda provocada por Hamas y quienes les apoyan, pero llevada a un extremo por Netanyahu y sus patrocinadores, marcadamente beneficiados por las ganancias del negocio de la guerra.

Lo que está ocurriendo en esas tierras no habla bien de la humanidad, como tampoco habla bien de quienes se mantienen en silencio o no reconocen la magnitud de lo que está sucediendo, caso del gobierno mexicano actual, cuya ambigua y mesurada postura demuestra un talante completamente contrario al humanismo que dice enarbolar.

Los mexicanos debemos sumarnos a las voces que por todo el mundo reclaman el derecho a la vida y al Estado de derecho, no solamente en Gaza, sino por doquier, territorio mexicano incluido, en el que, nos guste o no reconocerlo, corre mucha sangre y se sufren innombrables injusticias todos los días, gracias a gobiernos y gobernantes que privilegian sus intereses personales, políticos y económicos sobre los del pueblo y que nos acabamos de enterar por medio de una nota periodística, nunca abogaron por Orión.

Mi corazón está con Palestina y con Israel, pero definitivamente no con sus gobernantes, ni con quienes les proveen armas y equipos de guerra.