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El regreso del agente naranja.

Ponerse con Trump a las patadas

Claudia no logra mantener un rumbo dentro del país y menos por fuera de él, Trump aprovechará esto al máximo.

Si algo dejó claro AMLO durante su gestión fue la política de la extorsión.

Al entrar López al poder la oposición creyó que podría negociar con él de la misma manera en que se habían llevado cuando él estaba del otro lado, esto es buscando un acuerdo y haciendo concesiones, sin embargo el macuspano pronto mostró que aceptaría todas las concesiones de la oposición, pero no estaba dispuesto a otorgar ninguna. Esto fue precísamente lo que llevó al cierre de las negociaciones y a la total negativa de los partidos de oposición de concederle algo, lo que marcó la política interna en la segunda mitad de su sexenio: La moratoria legislativa.

Es así como morena y su líder buscaron y se acostumbraron a su aplanadora, y a la autocracia. Secuestraron los poderes y la moratoria dejó de ser eficiente ante los embates del poder fáctico aunque de manera internacional el gobierno morenista no cuenta con las mismas herramientas ni poder.

El chantaje que tan bien es aplicado por el partido guinda no funciona de igual forma en otros países aunque lo intentaron. La posición del macuspano al inicio fue la de confrontación, al dejar entrar las caravanas migrantes en diciembre de 2018 él buscó tener una ventaja, osea una palanca para extorsionar al vecino del norte.

Sin embargo, el populista republicano, el cheto naranja, no es ajeno a este tipo de política agresiva y la juega mejor que el izquierdoso. Trump tenía ya varios años adoctrinando a su gente en “el peligro mexicano” y el intento de extorsión le llegó como “anillo al dedo” por lo que amenazó con incrementar los aranceles de manera que el ex ministro de relaciones exteriores Marcelo Ebrard se dobló inmediatamente prometiendo vigilar la frontera desde este lado y con nuestros recursos.

Se “doblaron” tan rápido que López terminó haciendo campaña para el republicano y apoyando su política agresiva de “derecha”.

El regreso de Trump al poder trae a la mesa esa nueva política de extorsión pero recargada, en pocas palabras él ya no necesita jugar a la diplomacia, ya no tiene nada que perder y buscará cumplir sus amenazas de campaña sin importar quien pierda con ello.

Se dio cuenta que su palanca de extorsión no necesariamente está en lo comercial, sino en lo personal. Osea en los nexos de los políticos morenistas con los cárteles. Por eso y a través de la detención del Mayo Zanbada, así como su amenaza de declarar a los cárteles como organizaciones terroristas Trump pretende amenazar lo suficiente como para tener el balón en su cancha. 

El pretexto de la seguridad nacional es perfecto ante su ya muy polarizado público, la gente quiere sangre que él les prometió y el narco estado morenista presenta el más perfecto chivo expiatorio.

Por su parte, Claudia es lo peor que pudo llegar a defender la supuesta soberanía. Nunca ha tomado una decisión por sí misma y está más lejos de ser una estadista y más cerca de ser una mandadera, ella siempre ha estado a las órdenes y a la sombra de López, realmente sus convicciones siempre han sido pretexto para obtener poder personal y a ella le ha a servido bien ser la herramienta del poder más allá que detentarlo por sí misma, de hecho nunca ha tenido una sola idea propia, es solo una hoja en el viento de la ideología y está atrapada entre las amenazas del republicano y los hilos del macuspano.

Al no invitar a la señora a su toma de posesión, pero sí a otros mexicanos Trump planta otro sencillo y contundente manotazo en la mesa: Ella es la que no es bienvenida.

Es muy posible que en el futuro Trump decida invitarla y al igual que a López recibirla por la puerta trasera de la casa blanca, aplicar su ya evidente presión y hacer que ella también baile su son.

La relación México-EU es tambaleante desde el sexenio pasado en que López sabía que lo necesitaba pero se encontraba ante el dilema de la cercanía o seguir mostrando su imagen como izquierdoso, pero López siempre tuvo claros sus objetivos de permanencia y manipulación, Claudia, por su parte sabe bien que su sumisión es lo que la llevó a sentarse en el regazo de la silla presidencial, pero su teléfono descompuesto con su titiritero no es suficiente ante esta situación.

Lamentablemente, defender su rojilla imagen y ser destrozada por los hilos que la jalan en todas direcciones la dejan en un muy precario lugar para negociar. Lo peor aún es que están listos para llevarse el país y a su gente entre las patas, así como pasó en Cuba y Venezuela.

Por ahora Claudia está tras las cuerdas, llegó en mal momento y llegó con malas cartas, el macuspano le dejó un país endeble económicamente y muchos favores que pagar, tiene muchas colas que le pisen y aún así se pone con Trump a las patadas, pero sin absolutamente nada para negociar y menos aún para extorsionar, por ahora solo le queda “esperar y ver”.


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