#LaNotaFunesta
"¡Muera la corrupción!"

Los mexicanos vimos convertido el festejo patrio conmemorativo del Día de la Independencia en un mitin más, donde la incitación al odio que caracteriza al presidente se hizo presente.
Entre la larga lista de “vivas”, el titular del ejecutivo añadió “mueras” a las tradicionales arengas de El Grito que nos recuerda el llamado de Miguel Hidalgo a levantarse en armas contra el virreinato español.
¡Muera la corrupción!
¡Muera el clasismo!
¡Muera el racismo!
Y así, sin ningún respeto por el protocolo, insistió en su discurso de división y polarización e hizo una llamado a la multitud de acarreados y a los millones de mexicanos que vieron la transmisión, a llevar la violencia a las últimas consecuencias, es decir, a la muerte.
¿Cómo se “mata” a la corrupción, al clasismo o al racismo?
No lo sé, algunos podrían entenderlo como ir contra el corrupto, el clasista o el racista, lo cual es sumamente grave, dado que son sus opositores a quienes acusa de tales cosas. El presidente lo sabe. Él ha recorrido un largo camino incitando y enardeciendo a las masas, dirigiendo sus lanzas hacía sus causas.
Preocupa en el marco de la reciente militarización de la seguridad pública, preocupa cuando el discurso del titular de la SEDENA, Luis Cresencio Sandoval también es amenazante y dice: “…debemos discernir de aquellos que, con comentarios tendenciosos generados por sus intereses y ambiciones personales, antes que los intereses de nacionales, pretenden apartar a las Fuerzas Armadas de la confianza y respeto que deposita la ciudadanía.”
Ambos abonan al ambiente de violencia.
Por otro lado resulta ofensivo, el “¡Muera la corrupción!”, cuando el gobierno morenista se ha caracterizado por la opacidad y la corrupción. Los casos son innumerables, yendo desde el escándalo de “la casa gris” del hijo del presidente, José Ramón, vídeos donde su hermano Pío recibe sobres con aportaciones para financiamiento ilegal, hasta tener que categorizar como de seguridad nacional sus proyectos para no rendir cuentas.
Son tiempos oscuros, no solo por la falta de transparencia, sino por la violencia institucionaliza que vivimos a diario.
Sin embargo no podemos caer en la tentación de jugar el juego de la polarización, ni de ceder más de lo que han tomado. Los festejos patrios son nuestros, las Fuerzas Armadas son nuestras y fuera de algunos malos elementos, ellas han ayudado y protegido a la población de ser necesario, y estoy convencida de que lo que se debe discutir es la militarización de la seguridad pública y su fallida estrategia.
Ellos han colonizado las instituciones, pero las instituciones son nuestras, costo años construirlas y eventualmente se reconstruirán. López no respeta la división de poderes, pero él no es la ley, él se irá y nuestra Constitución prevalecerá. Morena tiene secuestradas las cámaras, actualmente no hay contrapesos, Morena tiene tomada la SCJN, la FGR, con sus peones en puestos claves, pero no puede tomar a todos y cada uno de los ciudadanos. Y no soy optimista, tal vez esto empeore antes de mejorar, pero no podemos claudicar.
Ellos, los que hoy gobiernan, no son México,
México somos todos, y todos debemos trabajar en la construcción del México que queremos para los nuestros.
El México que queremos, debe ser sin duda uno libre de violencia, sin amenazas por ejercer la libertad de expresión, uno donde no se nos ataque desde el púlpito presidencial.
El México que queremos debe ser uno democrático, donde el ejecutivo tenga respeto por la división de poderes, donde el legislativo escuche todas las voces y no la de un solo hombre y donde el judicial acate la ley.
Un México donde podamos hacer ciudadanía en paz y se respeten nuestros derechos.
¿Qué México quieres tú, para los tuyos?
Ve por ello, y mientras tanto la propuesta es que no cedamos las fiestas patrias, ni los colores de nuestros símbolos a un partido político, no cedamos los espacios que aún tenemos para expresarnos, continua desde tu trinchera ejerciendo tu derecho a opinar y a señalar lo que está mal, no caigamos en la tentación del desánimo, y en lugar de "mueras", hagamos que suene un ¡Viva México libre y democrático!