El Nationalsozialistische Deutsche Arbeiter Partei (NSDAP), conocido coloquialmente como Partido Nazi, fue un partido político Alemán que existió entre los años 1920 y 1945.
El Nazismo fue liderado desde sus orígenes por Adolf Hitler, quien en base a la ideología Nazista instauró una dictadura llamada Tercer Reich o Tercer Imperio Alemán.
El Partido Nazi desarrolló teorías de superioridad que desembocaron en el exterminio de 11 Millones de personas de diferentes credos y nacionalidades, notoriamente murieron 7 millones de Judíos en lo que hoy conocemos como el Holocausto. Obvio, Hitler, como ideólogo y líder del partido no ejecutó a una sola persona, para eso contó con un séquito de fieles habilitadores que obedecieron sin chistar las órdenes dictadas desde lo alto de la cúpula Nazista. ¿Ya va agarrando forma?, hasta aquí notamos 2 similitudes con la actual situación de México: Una identificación numérica de su movimiento que servirá para un referente histórico, y un séquito de seguidores que obedecen fielmente al líder del movimiento.
Bien, el grupo que ejecutó la operación de la “Endlösung der Judenfrage" (Solución final al problema Judío) fue bien diverso: Hubo quienes subieron a Judíos a los trenes, quienes los bajaban de los carros y encerraban en las celdas, quienes administraban los campos de concentración, quienes operaban las cámaras de gas y quienes eran responsables de quemar o enterrar los cuerpos; y también hubo quien ayudó con su silencio. El material fotográfico que documenta el exterminio es una prueba irrefutable de que, en efecto, tales atrocidades ocurrieron.
Los Mandos altos fueron enjuiciados de manera más o menos inmediata en Nuremberg en 1945-1946, y la persecución de mandos medios a bajos perdura hasta hoy en día. Desde Adolf Eichmann en 1960 en Argentina, hasta John Demjanjuk en 2012, uno a uno de los apoyadores de esa ideología fueron perseguidos, encarcelados y enjuiciados por las atrocidades que cometieron.
Aquí encontraremos otro punto de coincidencia, todos y cada uno de los habilitadores del régimen Nazi, ejecutaron sus tareas sin el menor remordimiento. Todos y cada uno de ellos racionalizaron el horror de su hacer de diferentes maneras: Algunos consideraron a los judíos como sub-humanos; otros se escudaron en el “solo seguí órdenes”; mientras que otros más creían ciegamente en la filosofía de su Líder. ¿Suena familiar?
¿Qué tan similar suenan ese nivel de racionalización de la tragedia con las acciones que vivimos hoy en México?. Para nadie es un secreto que las medicinas escasean debido a las acciones del actual gobierno; tampoco para nadie es secreto que se eliminaron enfermedades caras y difíciles de tratar al cancelar el Seguro Popular y crear el INSABI; o que se retiró al Ejército y Marina de Zonas enteras gobernada por la oposición como Guanajuato o Sonora, para dar paso a una mal formada Guardia Nacional.
Mientras las estadísticas muestran muertes, algunos callan, otros defienden, otros apoyan. Hay demasiadas coincidencias hasta este punto como para no verlas. Los pretextos ofrecidos por algunos serán considerados material histórico. Este fin de semana, platicando con Paola Migoya (@pmigoya) comentamos acerca del rol de Germán Martínez en la actual administración, de apoyador a cómplice, y de cómplice a mudo espectador.
Martínez apoyó durante la campaña al Macuspano, por lo cual fue incluido en la lista plurinominal del Senado. Al iniciar el mandato de López, tomó la Dirección del IMSS, de dónde salió el 21 de Mayo de 2019 por diferencias injerencistas con la Secretaría de Hacienda, y nota en su renuncia que: “…los niños que padecen cáncer y esperan su tratamiento, quienes viven a la espera insulina, las poblaciones de la diversidad sexual que reclaman antirretrovirales, y los millones de enfermos que se atienden en nuestras clínicas y hospitales, no merecen ni un minuto de rebatingas de poder”. Podríamos decir que renunció por pudor, sin embargo, días después, Martínez Cázares retomó su posición en el Senado de la República donde continúa apoyando a López Obrador desde su escaño.
Martínez es el claro ejemplo de los diferentes grados de involucramiento de las atrocidades de éste gobierno. Mientras escasean las medicinas, hay quien promueve la idea de que no solo es necesario, sino que es imprescindible tomar esas medidas. En la práctica, he encontrado gente que no apoya abiertamente, pero con su silencio se hace cómplice de la situación actual, a quienes desde su nicho de privilegio no protestan porque las medidas tomadas desde las altas esferas del poder no les afecta directamente. Ellos se convierten en testigos mudos, cómplices habilitadores de lo que viene.
Quien con sus acciones, apoyo u omisión apoye la tragedia actual, y las venideras, pasará del lado equivocado de la historia de nuestro país. Y su legado quedará manchado por la memoria de quienes, por sus acciones resultaron afectados.
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