No necesitamos un ejército para la defensa: Andrés Manuel López Obrador, presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.

¿Entonces para qué es? se preguntará mi apreciado lector.

El Ejército tiene la misión de proteger y Resguardar la soberanía nacional. En el capítulo único de la ley Orgánica del Ejército y Fuerza aérea Mexicana , cuya última reforma fue promulgada en 1986 dice que el Ejército tiene las siguientes encomiendas:

• Defender la integridad, la independencia y la soberanía de la nación
• Garantizar la seguridad interior
• Auxiliar a la población civil en caso de necesidades públicas
• Realizar acciones cívicas y obras sociales que tiendan al progreso del país; y
• En caso de desastre prestar ayuda para el mantenimiento del orden, auxilio a las personas y sus bienes y la reconstrucción de las zonas afectadas.

Los integrantes del ejército, Mexicanos y Mexicanas patriotas dispuestos a ofrendar su vida por una causa justa, todos indistintamente estudiaron la carrera de las Armas. Todos recibieron al menos 6 meses de adiestramiento en armamento, defensa, explosivos, técnicas y tácticas de ataque, al final del dia es tarea de cualquier ejército estar preparado para la guerra.

Llama poderosamente la atención que después del año más violento de la historia (Ahora sí, ya lo podemos declarar así), que dejó 38,000 muertos, que escaló de 70 a 100 personas ejecutadas violentamente por día, el año donde la violencia se generalizó, donde empresas salen del país por miedo al crimen organizado, los especialistas en éste tipo de menesteres y quienes por mandato constitucional están obligados a defendernos a tí y a mí, se encuentren distraídos haciendo otro tipo de cosas.

Y es que quien cobra como Jefe del Ejecutivo tiene una manera muy linear de pensar, su limitada capacidad de análisis creyó que abrazando a multihomicidas, retirando la presión que el Ejército, Marina y Fuerza Aérea ejercían sobre los señores feudales del narco, todo mundo convertiría sus armas en floreros o pisapapeles, se retirarían a sus casas a disfrutar de una cena calentita y toda violencia cesaria como por arte de magia el primero de Diciembre de 2018. Nada más alejado de nuestro México actual.

La realidad, terca un día sí y otro también, se empeña en mostrar sus errores al Macuspano, miles de ejecutados por mes, masacres casi en todos los Estados, fosas clandestinas y lo más nuevo, ¿por qué no sumar el asesinato de niños a la galería del horror?

¿Y las Fuerzas Armadas?, bien gracias, se encuentran haciendo lo siguiente:

• Están construyendo el Aeropuerto de Santa Lucía
• La Marina es responsable de recoger el Sargazo de las playas de Quintana Roo
• En Lázaro Cárdenas Michoacán hacen de Administradores de Puertos
• Administradores de Ductos y vigilancia patrimonial de Pemex
• La Recién estrenada Guardia Nacional hace las veces de muro de Trump
• Constructores de 1350 sucursales del Banco de bienestar (casi 4 sucursales por día)

Mientras tanto, el crimen organizado actúa a sus anchas en todo el territorio, matan, roban, secuestran, cobran derecho de piso, actúan con completa libertad e impunidad.

¿Cómo puede tan honorables instituciones hacer todo eso sin faltar a su mandato constitucional de proteger al pueblo Mexicano?

Simplemente no se puede, los recursos, el tiempo y la capacidad humana son elementos finitos en esta ecuación que está desbalanceada hacia el lado de la sinrazón. 

Quizá Alfonso Durazo no estaba tan equivocado al decir que esperemos que 2019 no sea el año más violento de la historia de México, a como van las cosas todavía falta 2020, 2021, 2022, 2023 y 2024 para que las cosas se pongan peores.

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