Terminó el idilio de las bancadas en San Lázaro
Un par de semanas duró el idilio entre los coordinadores de los 6 grupos parlamentarios en la Cámara de Diputados, que pretendían, en conjunto, reformar la Constitución para debilitar las atribuciones del TEPJF, en beneficio de los partidos políticos y en perjuicio de los grupos minoritarios.
Resultaba inconcebible que los coordinadores de la oposición traicionaran la confianza de la sociedad civil, organizada o no; era traicionar a quienes pueden darles el triunfo en las elecciones en los estados de Coahuila y México, así como en el proceso electoral del 2023-2024 ¿Aliarse con Morena para reformar la Constitución? ¿Dónde quedaba el acuerdo de no tocar la Carta Magna en lo que resta del sexenio de López Obrador?
La “avaricia política” cegó a más de alguno de los coordinadores de las bancadas, entre ellos Alejandro Moreno, si bien no es el coordinador, él comanda el grupo de priistas. Y no era casual, tanto él como Mario Delgado, dirigente de Morena, utilizando marrullerías políticas, que no jurídicas, lograron prolongar, prorrogar su periodo al frente de su partido, todo con el fin de negociar los miles de cargos de elección popular que estarán en juego en las elecciones del 2024.
Se trata de una iniciativa legislativa de beneficio particular que trascendía en reforma constitucional. Y, de paso, perjudicaban a las minorías y el principio de igualdad. No les agradaron sentencias como aquella que los obligó a designar a una mujer al frente del INE; Ignacio Mier, coordinador de la bancada morenista no quería cumplir la sentencia. Las apetencias políticas de grupúsculos por encima de las mayorías.
Algo hizo cambiar a la oposición. Primero fue el PAN, renunció a la “perversa alianza”, el coordinador anunció que no irían con la reforma a la Constitución. Casi de manera simultánea le siguieron el PRI y el PRD. Sin pasar por alto que un gran número de disidentes morenistas no están de acuerdo con los abusos de su coordinador, tampoco con su dirigente. El idilio legislativo se resquebrajaba.
Como acto de desesperación, Ignacio Mier, exhibió en redes sociales el documento que calza la firma de los seis coordinadores en la Cámara de Diputados, quienes aceptan ir a la reforma constitucional. Moisés Ignacio Mier Velazco, morenista; Jorge Romero Herrera, panista; Carlos Alberto Puente Salas, verde ecologista; Luis Ángel Espinoza Cházaro, perredista; Gerardo Fernández Noroña, petista y Rubén Ignacio Moreira Valdés. El idilio de los 6 no era posible de creer y como tal, pronto terminó.
Los legisladores tuvieron que suspender varias veces la discusión de la iniciativa a falta de consensos, a pesar de haberse comprometido a la reforma. Las presiones sociales en redes y medios de comunicación no se hicieron esperar, mientras que morenistas reclamaban lo mismo ¿Pensaron que pasaría de noche la iniciativa? La falta de cohesión pronto reventó el acuerdo entre los aviesos.
Por voz del mismo presidente de la Sala Superior del TEPJF, hizo patente los riesgos de la pretendida reforma. También se sumaron los magistrados electorales a la voz de las mayoría ciudadana. Los jurisconsultos entendieron mejor el mensaje.
Lo que mal empieza, en este caso, bien terminó. Se rompió el acuerdo y la iniciativa quedará en el cajón de las vergüenzas legislativas. Terminó pronto el idilio corporativo de aviesos intereses.
La idea de los coordinadores de las bancadas, era volver por sus fueros las dirigencias de los partidos políticos en la repartición de candidaturas, sin respetar varios de los principios que hoy rigen en materia electoral, entre otros, el de paridad de género y derechos de las minorías, debilitar al TEPJF para no intervenir judicialmente en la vida interna de los institutos políticos; tolerar los abusos que cometieran en los partidos, les incomoda cuando el TEPJF corrige sus atropellos.
La celada política no prosperó y la oposición tuvo que recular a tiempo. La sociedad se los reprocharía en tiempos de definiciones político-electorales con el voto de castigo. Olvidaron que algunos están a punto de la extinción.
¿Logrará la oposición borrar el oprobio de la desgracia a punto de cometer?
A Morena no le preocupa en lo más mínimo, carga con el peso de la vergüenza y va por más.