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Rompamos la inercia.

Hace aproximadamente veinte años yo comenzaba la formación universitaria, en la capital del estado de Zacatecas, nombrada la ciudad con corazón de plata y rostro de cantera, hagan de cuenta mi

19 Febrero 2020

Hace aproximadamente veinte años yo comenzaba la formación universitaria, en la capital del estado de Zacatecas, nombrada la ciudad con corazón de plata y rostro de cantera, hagan de cuenta mi

descripción exacta (giño). Te cuento de esos días de estudiante cuando extiendes las alas y tus padres te permiten volar, comenzar a ser independiente, vivir sola o compartir depa, toda una serie de nuevas experiencias en todos sentidos, que sí hago una síntesis de todas ellas, diré fueron gratas y maravillosas.

 A la par, pero en ciudad Juárez, Chihuahua; comenzaba una historia siniestra para mujeres aproximadamente de misma edad, mujeres que no tuvieron la misma oportunidad que yo de continuar sus estudios y por ello tenían que trabajar en donde les dieron empleo, exponiéndose a jornadas en diversos turnos, en ocasiones teniendo que salir del trabajo por la noche o madrugada, sin un servicio de transporte a esas horas, teniendo que trasladarse caminando a sus hogares exponiéndose a lo que fue un cumulo de desapariciones y posteriormente muertes.

Regresando a mis recuerdos universitarios diré que la ciudad de Zacatecas ofrece una vida nocturna de ensueño, calles alumbradas con una tenue luz amarilla que magnifica los edificios históricos, es un deleite pasear de noche por el centro histórico, mi depa quedaba cerca de ahí, por lo que mis amigas y yo nos distraíamos de la rutina de la escuela visitando el fin de semana el canta bar o una discoteca, pues, como bien nos dijo un maestro en primer año, “medicina se hace con las nalgas”, y efectivamente pasábamos el mayor tiempo sentados estudiando y otras horas más en clases y práctica médica. Haciendo memoria, nunca necesitamos de un trasporte público, ni taxi, ni raite de ningún amigo, siempre caminábamos avanzada la noche hasta nuestro depa, yo misma me sorprendía de lo tranquilo de la ciudad, y de que nunca nadie, por cinco años nos molestó. Gran suerte corrimos, hoy lo pienso, *fue suerte*, pues las mujeres siempre corremos peligro.

Y ¿a donde voy con este comparativo?, pues que a pesar de veinte años transcurridos las cosas siguen igual y empeorando, en aquellos tiempos, en ciudad Juárez, Chihuahua, la exacerbación de la brutalidad cotidiana, las deficiencias estructurales (como transporte público), y negligencia institucional (omisión en vigilancia en los puntos de desapariciones), resultaron en el común denominador: VIOLENCIA E IMPUNIDAD.

A aquellas mujeres le toco ser mártires, víctimas. A las que hoy estamos vivas nos toca amplificar su voz, su exigencia, su reclamo de justicia.

Gobiernos se fueron y otros llegaron, la impunidad continua, si leemos un poco de historia sobre desapariciones de mujeres, podemos por simple lógica y como un ciudadano de a pie, ofrecer alternativas y soluciones, no requerimos los grados master o doctorados de algunos funcionarios de la elite política, que no han hecho nada.

En 2007 se establece la alerta de  género, con la creación de la ley general de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia. Este mecanismo se activa para alertar a las personas pertenecientes a instancias gubernamentales y a la población en general sobre la urgencia de detener los feminicidios, el acoso callejero, laboral, escolar o doméstico, la discriminación y violencia, con el propósito de garantizar una buena calidad de vida libre de desigualdades. De entonces a la fecha se ha destinado presupuesto para dichas acciones. En Hermosillo, Sonora: patrullas rosas (se aumentó patrullaje especializado para casos de violencia intrafamiliar), autobús rosa para los niños y niñas que viven en comunidades alejadas de su escuela, albergues para mujeres violentadas.

 En el año 2015 a 2018 en mi función con directora del Instituto de la Mujer, tuve la oportunidad de tender redes de apoyo con estos albergues, pero también me tocó ver la inercia de VIOLENCIA E IMPUNIDAD. Le llamo inercia, pues a una distancia de veinte años nada ha cambiado, seguimos en la inercia de omisiones, negligencias, encubrimiento de los delincuentes, y vemos con gran impotencia que a pesar de los esfuerzos de algunos funcionarios y organizaciones civiles, la alerta de género no ha modificado las cifras de desapariciones, ni feminicidios, al contrario va en aumento.

Es momento de romper la inercia desde los altos niveles gubernamentales (difícil exigencia), pues en estos momentos se vive un clima de amnistía con el CO, de “respeto a los derechos humanos” de los delincuentes, mientras dan carpetazo a las investigaciones de feminicidios y desapariciones. Vivimos un ambiente de indefensión por parte de las “autoridades”, sin embargo, yo te insto a romper la inercia de creer en un mesías, darle poder a un personaje para que resuelva nuestros problemas, es momento de cuidarnos unos a otros, aunque no sea nuestro hijo, nuestro hermano, nuestra amiga. Si lo ves solo, préstale ayuda, acompáñalo a un lugar seguro, rompamos la inercia de callar, de ser apáticos.

Es momento de continuar exigiendo, unidos, solo así se escuchara la voz que silenció un secuestrador, un asesino, un delincuente. Exijamos justicia y seguridad para todos.




Dra. Arlene Díaz

Esta es una cuenta de difusión científica. Encontrará sarcasmo, analogías, humor negro. PodsexconArly en Spotify, anchor y Apple podcast.
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