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En todos los niveles.

Normalicemos la corrupción en México.

En México la corrupción no se persigue y los corruptos se quedan con lo que roban. Son adorados por sus amigos, familiares o conocidos.
Julio Aguirre

Somos una sociedad hipócrita donde todos critican la corrupción. Pero en menor o mayor medida todos la practican o la aprueban. Aquí se aprueban las grandes fortunas de los corruptos, a los que se les considera “gente decente”. Se aplica el dicho de que “la vergüenza pasa y la riqueza se queda en casa”.

Todos tenemos familiares o conocidos con fortunas chuecas, algunas tienen que ver con grandes estafas, robos, ventas ilegales o hasta narcotráfico. Y el círculo social siempre los justifica como personas hábiles, mentes de tiburón, personas trabajadoras o hasta incluso personas de bien.

Si es alguien que no soportamos somos los primeros en juzgarlos, si es alguien conocido aunque tenga peores antecedentes de quien criticamos es una persona decente y trabajadora.

En México la corrupción no se persigue y los corruptos se quedan con lo que roban. Son adorados por sus amigos, familiares o conocidos. No importa cómo se hayan hecho del dinero, a quien extorsionaron, a quien le robaron o incluso a quien mataron, si tienen dinero son admirados y bien recibidos.

Entre la gente pobre el robo se justifica por el hambre y entre la gente rica se justifica para mantener o subir en el estatus social.

La corrupción se da tanto en el sector público como en el sector privado. Si no robas y no te prestas a la mugre socialmente eres considerado como un pendejo.

Las empresas y los empresarios se prestan a esto, es increíble ver tantos empresarios diciendo que les toca a ellos gobernar, cuando la gran mayoría de estos hace maroma y teatro para dejar desprotegidos a sus trabajadores y pagarles la menor cantidad posible. Otros se dedican a la ilegalidad y se la dan de muy puros en la sociedad, venden drogas o hasta incluso algunos trafican con personas.

En lo público podemos ver como descaradamente se reparten el pastel, puedo asegurar que el 99% de los servidores públicos en este país tienen una gran cola para pisar.

Podemos ver el tráfico de influencias donde los servidores públicos son los mismos que le prestan el servicio al gobierno. Generando nepotismo y conflicto de intereses. Con una lana se acepta todo, la corrupción inicia desde el policía municipal que acepta una mordida llegando hasta el Presidente de la República que roba peor que un bandido.

Trafico de influencias 2

Esto no es de colores, los seguidores de MORENA protegen el robo descarado de la actual administración y condenan a las administraciones pasadas. Los votantes de la oposición son igual de mentirosos e hipócritas, protegen la basura de los suyos y condenan la corrupción de los otros.

El mexicano es clasista y racista, buscando ser bien vistos socialmente consumen productos locales para la foto, se toman fotos con los más pobres para decirse buenas personas y vanaglorian el indigenismo para quedar bien.

El mexicano pobre también es clasista, condena al mexicano por ser blanco, tienen un tremendo resentimiento social y siempre que pueden lo utilizan para manifestar odio hasta hechos absurdos como la conquista española o la invasión norteamericana.

Los líderes de la oposición hablan todos los días de la corrupción de AMLO. Pero olvidan que ellos están manchados por toda la porquería que han hecho durante décadas. Ni hablar del Presidente que aseguró acabar con la corrupción y resulto ser igual de ratero.

Por lo tanto, la solución es dejar de ser hipócrita y aceptar que al mexicano le gusta la mugre siempre y cuando los beneficie a ellos o a los suyos. O normalizamos la corrupción, o dejamos de ser hipócritas y organizamos una cruzada social contra ella, esto te toca analizarlo y reflexionarlo, por lo pronto que siga la hipocresía.


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