Morena y AMLO promueven la nulidad de la elección del 2024
El proceso electoral de las elecciones del 2024, inicia en el mes de septiembre de este año. Cualquiera que adelante los tiempos procesales viola las normas electorales.
Dentro del proceso electivo que consta de varias etapas, está el procedimiento de las precampañas. Los tramposos deben ser sancionados si no respetan las normas.
AMLO, sin embargo, adelantó los tiempos. Haciendo a un lado a Morena, hace meses anunció los nombres de los precandidatos de “su partido” (las corcholatas); todos funcionarios públicos. No tardaron en iniciar la precampaña, recorren todo el país, disimulando sus acciones político-electorales. En cada lugar que visitan los precandidatos del presidente López, encuentran grupos afines a cada aspirante a la candidatura; no faltan las porras y propaganda.
Sin el más mínimo recato, hacen precampaña abierta. Pinta de bardas, espectaculares, volantes y muñecos. El INE ha tenido que intervenir para intentar frenar las precampañas sin éxito alguno, aquellos continúan sus actividades político electorales con el aval de AMLO.
Los críticos, analistas, encuestólogos y el propio presidente López Obrador, incitan a la oposición para que también rompa las reglas electorales y den a conocer nombres de los posibles interesados a competir por la Presidencia de la República. Frente a la rebeldía para cumplir y hacer cumplir la ley, varios interesados, sin el aval de los partidos políticos, alzan la mano para ser considerados en la boleta de las elecciones del 2024. El respeto a las normas procesales en materia electoral, han sido cumplidas por la oposición, no han entrado a la contienda electoral.
AMLO promueve el desorden y quiere que todos entren al caos electoral, al incumplimiento para que no pueda controlar el INE y el TEPJF a los insurrectos.
Legisladores morenistas, rayando en la intolerancia, desahogan “comparecencias” en oficinas gubernamentales, en las que, los “precandidatos”, abiertamente y sin tapujos exponen sus proyectos de gobierno.
Desde la Presidencia de la República, se promueve la desobediencia al proceso electoral. Los aspirantes de AMLO, corren el riesgo de ser sancionados e impedirles que participen en las elecciones como candidatos formales de Morena. Seguramente eso es lo que quieren para confrontar aún más, a los organismos electorales, generar problemas y romper la estabilidad democrática para “agandallar” a la sociedad mexicana. Los fanáticos del presidente López estría felices.
La intolerancia de Andrés López, raya en el absurdo, a todos “golpea” mediáticamente, no deja “títere con cabeza”. Por eso quiere que la oposición anuncie nombres de posibles aspirantes a la Presidencia de la República; la oposición ha hecho caso omiso a los deleznables llamados de AMLO. Él mismo nombra a quienes pueden ser los aspirantes y claro, a todos los que menciona los descalifica. Dueño de la mentira y la intolerancia, siempre levanta falsos; así es Andrés López Obrador. Su arma política: la mentira, la difamación, la calumnia, el vituperio.
El engaño se les da de manera natural a los morenistas. El cínico de Mario Delgado, dirigente de Morena anunció que, en el mes de julio de este año, publicará la convocatoria para la precampaña de los morenistas quienes tienen meses placeándose para quedarse con la candidatura a la Presidencia de la República. En la práctica, las “corcholatas” están en campaña. La simulación es un arte que practican los delincuentes electorales.
La campaña de denuestos de AMLO tiene distintos frentes. No se cansa de hostigar al INE, al presidente del Consejo General, Doctor Lorenzo Córdova, a quien, por enésima ocasión descalificó, llamándolo “farsante, sin ideales ni principios; tener títulos no es sinónimo de cultura”. Así de bajo y corriente es el lenguaje de quien ostenta el cargo de titular del Poder Ejecutivo Federal. Por la retahíla de agresiones en contra del Doctor Córdova, éste le respondió directamente: “no somos iguales”. Con eso tuvo y vaya que le asiste la razón al presidente del Conejo General del INE. López Obrador, es soez, picapleitos de barrio, sin educación, sin cultura, aberrantemente sucio en su lenguaje, lépero, falto de ética y moralmente corrupto.
Como Manuel López Obrador le “tira a todo lo que se mueve” no taró en descalificar al “Colectivo por México”, que hizo su presentación en público, en el que participan infinidad de personajes ampliamente conocidos de la política, la cultura, los medios de comunicación, deportistas, artistas. Rápido AMLO argumentó que tiene derecho a manifestarse. Solo faltaba que no lo tuvieran. También alegó que, aunque están en contra del gobierno y de la transformación del país, por lo que es una especie de ala moderada del bloque conservador. Los epítetos de costumbre del inculto.
Y siguió: “Están en su derecho de manifestarse, de agruparse, y están en contra de nosotros, de la transformación del país, de lo que estamos nosotros llevando a cabo con millones de mexicanos, pero están en todo su derecho a expresarse, a manifestarse. La gente, los ciudadanos, son los que al final deciden, siempre es así en la democracia; cada día que pasa hay más definiciones y es muchísimo mejor saber quiénes son realmente los adversarios que enfrentar a simuladores (refiriéndose a Cuauhtémoc Cárdenas, por supuesto); después del golpe, la sobada; lo estimo mucho (a Cuauhtémoc), lo respeto, lo considero precursor de este movimiento, pero estamos viviendo en un momento de definiciones y esta “ancheta” (concepto mal empleado, de acuerdo al diccionario es un obsequio) está muy angosta, no hay para dónde hacerse, es estar con el pueblo o con la oligarquía, no hay más, no hay justo medio”. El dueño de la verdad, o estás con él, o en contra de él; no hay más opciones. Con el garlito de que, el pueblo lo apoya.
AMLO se fue con la fina, Cuauhtémoc Cárdenas no forma parte del Colectivo, públicamente se deslindó, aunque acepta que debe haber una amplia discusión de ideas sobre los graves problemas por las que atraviesa el país, incluyendo al mismo gobierno, para encontrar más coincidencias, alternativas para atender las problemáticas. Esos problemas que no gusta de reconocer el presidente López Obrador.