Mónica Soto Fregoso se apoya en el oficialismo
Los hechos desmienten las afirmaciones de la nueva presidenta de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Mónica Soto, prefiere recargarse hacia el oficialismo en lugar de adoptar su papel profesional como impartidora de justicia.
Mónica Soto ha dado muestras de entrometerse en la política y con los políticos; juega sucio, muestra ser aliada de las altas esferas del gobierno en turno. No prueba estar investida de la imparcialidad e independencia que debiera, dada su función de impartir justicia electoral.
Ella y dos de sus compinches magistrados “tumbaron” al presidente Reyes Rodríguez, para hacerse de la presidencia y tener en su poder la próxima calificación de la elección presidencial; además de tener voto de calidad en casos de empate.
Cuando la dama fue invitada por la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para tratar temas de trabajo, la señora prefirió acudir a una cita con el representante de Morena en el INE, Sergio Gutiérrez, diputado federal. Reunión en la cual (trascendió entonces), le brindó confianza al morenista, haciéndole saber que su partido estaba seguro; trataron el tema, también se dijo, de la crisis que viven en la Sala Superior ¿Qué tenía que tratar con el oficialismo asuntos internos de la Sala Superior? Simple pérdida de la autonomía y entrega de la misma a la corriente política que hoy domina y controla los destinos del país. Amores palaciegos e intromisión del gobierno en el ámbito administrativo de la impartición de justicia.
La señora Mónica, hoy presidenta, desdeñó acudir al informe de labores del entonces presidente de la Sala Superior, el cual rindió en la SCJN, ella prefirió acudir a un desayuno con sus dos compinches para fraguar la salida de Reyes Rodríguez, misma que se daría pocos días después por medio de votación para la remoción; tres votos contra dos, fue la sentencia del derrocamiento de Rodríguez.
Así llegó a la cúpula del poder del TEPJF. Sucia jugada para controlar la Sala Superior.
Para la toma de protesta e izamiento de bandera, la nueva presidenta de la Sala Superior, fue desdeñada, como ella lo hiciera en su momento en contra del derrocado presidente, por sus compañeros de Sala, Janine Otálora y Reyes Rodríguez. Solo tres de siete magistrados estuvieron presentes.
La presidenta en funciones de la Sala Superior, en su mensaje político de toma de posesión, afirmó, entre otras cosas, que: “… no cesar en mi esfuerzo para construir armonía y unidad”. Vaya cinismo de la magistrada. Precisamente la falta de armonía y unidad fue lo que le permitió arribar a la presidencia del TEPJF. Sus palabras desdicen su actuar; la falta de armonía y unidad le favorecieron en el asalto a la presidencia que hoy ostenta; ahora, según su dicho, pretende lo contrario.
En su primer acto formal y protocolario no pudo cumplir ninguno de los dos compromisos, la dejaron plantada dos de sus compañeros, el magistrado derrocado y Otálora, quien también en su momento fue removida a instancias del sátrapa morenista, antes presidente de la SCJN, Arturo Zaldivar Lelo Delarrea, hoy cínicamente entregado a las filas de Morena en compaña con la candidata de López Obrador.
¿Qué poción les ofrecen para formar parte del partido que se empeña en destruir las instituciones?
Otro ejemplo de la falta de imparcialidad y autonomía de que adolecen algunos ministros, se cristalizó en la figura de la ministra Olga Sánchez Cordero, antes laureada, hoy olvidada en el Senado de la República, quien se ha desligado de la propuesta de AMLO, para que el personal que imparte justicia sea electo por el populacho, que no por el pueblo ¿Será por ello que el presidente reculó en su propuesta de iniciativa de ley de reforma a la Constitución al cuarto para las doce?
En las elecciones del 2 de junio próximo habrá 20 mil, 375 cargos de elección popular en juego. Vaya “pastelón” en el juego de la democracia que ha sido mancillada desde la misma Presidencia de la República.