Una acción muy socorrida en nuestro México cuando se sufre del mal de amores es acudir a los chamanes/brujos, a que te den una buena barrida con pirul, que te pasen un huevo (sin albur), por todo el cuerpo, que te hagan un amarre al ser querido, o esa persona que te gusta y no te pela; sí el presupuesto es poco, pues nomás vas a que te lean la mano o el tarot. No generalizo, habrá gente que no haya pisado estos sitios, sin embargo, te sorprendería la gran cantidad que sí lo ha hecho y perdido sus ahorros en ello, porque claro, el que quiere azul celeste, le invierte.
El mecanismo a pesar que se cree son ciencias ocultas, es muy sencillo. (Y esto no es más que oxímoron porque sí son ocultas ya no es ciencia). Se trata del efecto “Forer”, nombre del psicólogo que lo describió. Es la creencia de muchas personas de que una descripción que les han dado es específica de ellas cuando, en realidad, es tan vaga y general que es válida para mucha gente. Explica por qué estas personas confían en el tarot, los horóscopos, la astrología o la grafología. Ninguno de los modelos de personalidad con los que trabaja hoy la ciencia de la Psicología se apoya en los astros para describir a las personas, y mucho menos su futuro.
Pero, ¿Por qué creemos?
Por lo que proyectan estos personajes: la autoridad. Sí otorgamos autoridad a la persona que hace el análisis o la evaluación, nos creeremos más lo que dice. Cuando vemos que la persona sale por televisión consideramos que es importante. Además recibe muchas llamadas, lo que “demuestra que la gente confía en él“.Ahora bien, cuando nos dan una descripción con características positivas y características negativas, tendemos a ser selectivos. Nos queremos quedar con las positivas. Es un sesgo cognitivo (una manera de interpretar la realidad) que todo el mundo tiene en menor o mayor medida. Les gusta pagar para que les digan que esa persona vendrá a ellos babeando de amor, cuando en realidad eso no sucederá por arte de magia, la realidad no trabaja así. Sin embargo, son selectivos solo se quedan con los “datos” positivos, aunque muy dentro de su ser, sepan que eso no va a pasar. Y a quien no le gusta que le endulcen el oído, creo que a todos, pero hay situaciones que rebasan ese estado de “confort”, y se llama REALIDAD. Hice un pequeño ejercicio preguntado: si creyeras en la lectura de mano, ¿qué diría su mano?. La mayoría contestó que no son tontos para creer en eso, sin embargo vivimos una realidad dividida en personas apoyando sus respuestas en evidencia y datos, y otra parte de la población deseando seguir creyendo en “otros datos”, se aferran a ellos como el enamorado a esa persona con la que ni siquiera ha cruzado palabra, pero se siente parte de su vida, son novios (aunque él o ella no lo sepa).
Así veo la situación del país, personas que ya vieron la realidad, no tiene el cambio que se les prometió, pero no pueden dar marcha atrás y decir, ok me equivoque, es igual que los anteriores, es triste reconocer la realidad cuando no se parece a los sueños color de rosa que ese chaman les dijo sucedería, no vale aferrarse a excusas, vale observar e interpretar la realidad tal cual es: cruda, fría, peor cada día. Vale exigir que hagan bien su trabajo, vale confiar en tu poder como ciudadano para exigir a quien conferiste un voto de confianza que cumpla, vale decirle al chaman que te regrese tu dinero, ¡¡pues!!