Hoy veremos una leyenda que se hizo famosa internacionalmente por la canción de Maná. En los comentarios del relato de la "loca Zulley" se mencionaron ciertas similitudes. En estos #RelatosDeFin es la primera vez que visitamos virtualmente el estado de Nayarit.
La leyenda dice que donde se ubica el conocido “Muelle de San Blas” hace algunas décadas, una mujer joven de alrededor de 17 años trabajaba en uno de los restaurantes del lugar, donde servían alimento a los marineros y pescadores que desembarcaban ahí. Un día, llegó un marinero extranjero de unos 20 años de edad, que trabajaba en uno de los embarques de atún, y conoció a esta jovencita, los dos vivieron un tórrido romance mientras él permaneció en el lugar, antes de zarpar rumbo al norte del Pacífico.
El marinero prometió a la joven volver un día y casarse con ella. Ella bañada en lágrimas le juró por el mar que lo esperaría, ya que era su primer amor y estaba verdaderamente loca por él, por lo cual, cada domingo acudía al muelle de San Blas a esperarlo… Pasaron muchos años, y la tristeza, la desesperación, la nostalgia y la soledad la fueron atrapando hasta el punto de enloquecerla... Empezó a acudir al muelle vestida de novia y con un ramo de flores en las manos para esperar a su amado...
Cuando le preguntaban la razón del vestido de novia, ella respondía: “Mi amado llega mañana a este muelle... Yo le prometí esperarlo con este vestido, así me reconocerá”. Ella envejeció junto al mar y la gente la empezó a llamar “La loca del Muelle de San Blas”.
La leyenda tiene sus variantes, en unas se habla de un marinero llamado Manuel, también de una tormenta "Priscilla" que pudo haber causado su muerte. Lo único común es la mujer que en vano esperó toda su vida en el Muelle de San Blas el regreso de un marinero.
Como vimos en el relato de "la novia de Culiacán", con "la loca del Muelle de San Blas", la historia real envuelve una tragedia mayor.
Rebeca Méndez Jiménez nació en Guadalajara, en 1943, lugar donde creció y logró hacerse conocida gracias a sus dotes vocales. Su hija Blanca relata: "Durante el comienzo de su carrera quedó embarazada de mí y no la dejaron casarse con mi padre. La violencia con la que la alejaron de ese hombre fue desesperante. Incluso, para protegerlo, la familia de él lo envió al extranjero".
El tiempo transcurrió, la carrera musical quedó a un costado y Rebeca conoció a otro joven. Dos hijos nacieron fruto de esa relación, pero un nuevo revés le presentaría el destino. Ella se quiso casar, pero ese hombre ya estaba casado. Eso la llevó al manicomio.
Le quitaron a sus dos hijos, a quienes en 1984 enviaron a Italia. "Yo era menor de edad", recuerda Blanca. "Ella estaba en el manicomio y no me dejaban ir a verla hasta que cumpliera la mayoría de edad. Esperaba ese momento, mi cumpleaños era en octubre de 1985".
19 de septiembre de 1985, 7:17. Un sismo de magnitud 8.1 afecta la zona centro, sur y occidente de México, convirtiéndose en el más dañino en la historia del país. Según cálculos extraoficiales, 40,000 personas fallecieron en el temblor y la réplica del viernes 20.
"Tras el temblor, mi mamá escapa del manicomio y comienza a deambular por las calles buscándonos. Ella sólo quería encontrar a su familia y a sus hijos, seguramente una parte en su interior creía que nosotros habíamos muerto en medio de esa tragedia", dice Blanca.
Después de algún tiempo Rebeca llegó a San Blas, un lugar que le traía recuerdos de su infancia: de niña la llevaban de vacaciones allí. La gente estaba intrigada por saber quién era esa mujer de gran belleza que no paraba de fumar. Le llamaron La chica de humo, no solo por el cigarrillo sino también porque llegaban a transcurrir días enteros sin que se supiera de ella, como si se esfumara del lugar.
Rebeca volvería a conocer el amor, como ningún otro que hubiera experimentado antes. Un amor al que no le importó la diferencia de edad. En esas playas Rebeca conoció a un surfista llamado Ladislao, apodado Laus. Aunque era varios años menor, el joven se sintió atraído por la belleza de esa mujer. "Juntos, ellos eran 'la bomba'. Y mi mamá por fin había encontrado el amor", rememora Blanca.
Rebeca y Ladislao se mudaron a una casa que estaba muy cerca de la plaza vecina al muelle. Dedicada a la venta de muñecas de trapo y chucherías, le comentaba a quien quisiera oírla que en Laus finalmente había hallado al hombre de su vida. Y que pronto se casarían.
Una tarde cualquiera Ladislao tomó su moto y se dirigió a un puerto cercano, donde compraría algunas cosas. Pero un accidente terminó con su vida. Y allí quedó Rebeca, a la espera de un amor que jamás volvería.
Rebeca siguió frecuentando el muelle, vestida de novia, viviendo de la venta de muñecas de tela. Allí, de acuerdo con el mito, habría conocido (solo de vista) a Fher Olvera quien habría decidido inmortalizar el cuento más desolador que había escuchado.
De acuerdo con los medios locales, Rebeca sí llegó a conocer la canción y se emocionaba cuando la escuchaba. A pesar de ello, Olvera y Rebeca nunca más se volvieron a ver. Aunque, en pleno San Blas, una escultura rememora el encuentro.
Rebeca al fin se reencontró con el otro amor de su vida: "Yo vivía muy lejos y una tía me llevó para que escuchara las historias que contaban de ella. Desde ese momento, mi mami nunca paró de decirme que, finalmente, yo fui el más grande de sus amores", dice Blanca. "Murió en mis brazos, el 15 de septiembre de 2012".
Su muerte fue anunciada en medios de toda Latinoamérica, sus restos fueron cremados y sus cenizas arrojadas al mar desde el muelle de San Blas.
"Esta es la historia real, no un mito", concluye Blanca. "A veces, así son las vidas reales. Tanta desilusión lleva a la locura". A Rebeca la apodaron La loca del muelle de San Blas, lo que nadie aclaró es que su locura era de amor, y de esa locura nadie se encuentra exento.
Fuentes: El Rincón del Vago, Infobae, México Desconocido, historia e imágenes tomadas de internet