¿Hasta cuándo estará Ricardo Monreal en Morena?
El senador Ricardo Monreal Ávila, está nuevamente en la mira de Morena y de Palacio Nacional.
Él que creyó que, tras ser nominado como suspirante presidencial por el presidente, Andrés Manuel López Obrador, constituía una patente de corso para hacer y deshacer a su antojo sus designios, se equivocó.
Creyó -y se adjudicó la medallita-, de que el hecho de que el PRI haya apoyado la permanencia de la Guardia Nacional en labores de seguridad pública, le garantizaba que iban a regresar sus desayunos de los lunes con el inquilino de Palacio Nacional, así como el resto de sus prebendas políticas.
Hasta filtró entre su grupo de corifeos, a manera de recordatorio para el presidente, que estaban esos desayunos pendientes.
Creer que en Palacio Nacional no queda el registro de su doble y hasta triple juego, en sus aparentes (?) aspiraciones de lograr la candidatura presidencial.
El senador, aunque viejo lobo de mar, no sabe interpretar nuevamente los mensajes que, desde las mañaneras, le mandan, y actúa, en consecuencia, de manera precipitada y errática.
Su nominación -que era su máxima obsesión- era un claro mensaje para que redujera decibeles a su "estridencia política", envuelta en una voz clemente, de párroco pueblerino.
Pero sobre todo que le bajara a su perverso doble o triple discurso, ese que suele usar para Morena y el presidente López Obrador, y el otro para sus verdaderos aliados, el PRD, el PAN, y una fracción muy menguada de priistas.
Su mala interpretación de los mensajes, pero, sobre todo su proceder, derivado de esa pésima interpretación, lo reubican para los ojos del Olimpo presidencial, como un vulgar ambicioso.
Y es que, en Palacio Nacional y Morena, saben de la relación y acuerdos soterrados que sostiene el político zacatecano con el grupo detractor del presidente y de Morena.
Es por eso que, ante la lectura equivocada a su nominación en el fichero presidencial, le mandaron un mensaje bastante severo con
Layda Sansores.
Éste es que Alejandro Moreno Cárdenas alias Alito parecerá un bebé de pecho, frente al arsenal de videograbaciones que obran en poder de la gobernadora de Campeche.
Su sobrerreacción con su denuncia a Layda Sansores, pero sobre todo la utilización de Alejandro Rojas, fontanero de él y del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, para contraatacar a la mandataria campechana, molestó mucho en Palacio Nacional.
Sobre todo porque el presidente había hecho un llamado desde las mañaneras, a ambos, para serenarse.
Tan sabía el Tlatoani, que Monreal iba a devolver lodo a Layda Sansores, que dijo a ésta que frenara sus amagos de exhibir a Monreal, porque eso podría tener un efecto boomerang.
López Obrador tiene un cariño entrañable y genuino para la gobernadora Sansores y de ahí parte su molestia al conocer la forma tan ruin que actuó el senador morenista para atacar con una campaña (pagada) en medios de comunicación para denostar a su verdadera amiga y compañera de batallas políticas.
Ante tal escenario, la pregunta es hasta cuándo Monreal Ávila, se mantendrá en Morena, para dar paso a su abierta oposición a que sea Claudia Sheinbaum o Adán Augusto López los nominados.
La interrogante (?) arriba citada, al señalamiento de sus aspiraciones presidenciales, fue intencional, debido a que los avezados en el tema sostienen que lo que verdaderamente busca el senador Monreal es ser candidato a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, apoyado por el bloque opositor (PAN PRI, PRD, MC, y demás), patrocinado por Claudio X. González, en una gran alianza donde el verdadero aspirante presidencial, sea Marcelo Ebrard Casaubón.