Una mujer se lamenta por las heridas derivadas de la golpiza que le dio su esposo una noche anterior, aún así ella tiene más miedo a dejarlo que a los golpes.
Un trabajador se tortura todos los días en un empleo que odia porque tiene miedo de dejarlo y no poder mantener a su familia.
Toda una población acepta la ausencia de la ley porque tienen más miedo del narco.
No hay un mayor enemigo de la libertad que el miedo.
Esa fuerza primordial que emerge del cerebro reptiliano y que nos hace reaccionar sin pensar y que no distingue entre peligro real o inventado.

“El que ha superado sus miedos será verdaderamente libre”
Sin embargo, de igual manera aquel que controla tu miedo también controla tu libertad.
Como todo país de Latinoamérica, México ha tenido una historia de dominio ideológico, por ello ha pugnado por crear instituciones y elementos que nos permitan vivir la libertad de la mejor manera. Durante las últimas décadas se han creado organismos de control y de participación ciudadana que están para vigilar a cualquier gobierno abusivo y mañoso.
Pero es a través de las pequeñas grietas que la corrupción se mantiene e impera y es una mayor vigilancia y apego a la ley lo único que podrá reducirla.
Es por ello que una propuesta en que se reduzca la participación ciudadana ya sea en vigilancia o representatividad no debe ser aceptada, meter mano al INE no es inaceptable, siempre será perfectible pero esta no debe hacerse pensando en que con menos puede tener mejores resultados y que devolverlo al control estatal es remotamente deseable.

Usar elementos como “practicidad”, “bajo costo”, “simplicidad” son argumentos para disfrazar una verdad: la libertad es costosa, requiere trabajo, dinero y esfuerzo, pero es mucho más redituable que muchos otros gastos de gobierno.
Poder elegir no es tan fácil como se cree, la gente suele tener una visión parcial de lo que es correcto y solemos ver con buenos ojos todas nuestras acciones y con recelo las de los demás, justificamos nuestras maquinaciones y vemos con recelo hasta los aciertos de otros, pero sólo a través de asegurar que los demás también pueden expresar y elegir es cómo podemos garantizar la libertad y por lo tanto una democracia, es imposible pensar en democracia sin alternativas. Simplemente si no se puede tener una oposición, si no hay contrapesos, si solo hay un lado a elegir es imposible pensar en libertad.
“El mayor costo de la libertad es la eterna vigilancia”
La capacidad de elección y el sistema electoral son sumamente complicados, muy pocos saben ejercerla y aún menos están capacitados para defenderla.
Es a través del miedo a otros, del miedo a la violencia, a la pérdida de derechos o de perder a las figuras que te agradan que se acota tu libertad en nombre de una supuesta seguridad, todos los medios te hacen creer que no poder elegir será mejor si es más “barato” o si aseguras que gana el que te agrada, pero recuerda que el otro pueda elegir es también necesario, si no hay posibilidad de varios puntos de vista ¿que pasará cuando no estés de acuerdo?
Los que salimos a marchar el 13 de noviembre no defendemos a un político, ni tampoco estamos directamente en contra de uno, ni siquiera a favor de una institución, sino al ideal de poder seguir teniendo la libertad que ésta institución protege.

No somos realmente diferentes, todos sin importar la manera en que pensemos o los métodos para llegar ahí queremos lo mismo, buscamos seguridad futura, tranquilidad presente y estabilidad para vivir, todos queremos lo mejor en el presente y la posibilidad de tener un futuro, podremos buscarlo de maneras diferentes y es ahí donde siempre se debe defender la posibilidad de hacerlo.
Nuestro sistema electoral no es perfecto, pero se ha peleado por décadas para hacerlo confiable, esta reforma que se pretende es todo menos eso.
No tengas miedo a elegir, no tengas miedo a pensar y es ridículo tener miedo a invertir recursos en un futuro en que puedas elegir.
Sin opciones no hay democracia y sin vigilancia se acaban las opciones.
El INE no cuesta mucho, cuesta más no tenerlo
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