¿Despegará o no despegará la nueva Mexicana de Aviación?
En las profundidades de los cuarteles y en el seno de las oficinas de las dependencias paraestatales creadas por la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) para hacer realidad algunos de los proyectos prioritarios de la administración lopezobradorista, la fecha del 1 diciembre era una de suma importancia.
Fuese como fuese y costasen lo que costasen, emprendimientos como el Tren Maya, los hoteles en la Península de Yucatán, el Aeropuerto de Tulum y la nueva Aerolínea del Estado Mexicano debían ser inaugurados y puestos plenamente en operación ese viernes con el que dio inicio el último mes de un año en el que me consta, tanto los militares como los civiles que contrataron para apoyarlos en la conclusión de los proyectos fueron sujetos, cual ambiente de guerra – de hecho así lo definían los mandos, a enormes y se podría decir, inhumanas presiones de todo tipo con tal de cumplir a cabalidad con las ordenes emanadas en primera instancia desde Palacio Nacional.
Si bien la habilidad técnica y estratégica de un determinado general Gustavo Vallejo, tal y como lo hizo con el Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles” de Santa Lucía logró que el nuevo Aeropuerto Internacional “Felipe Carrillo Puerto” de Tulum, Quintana Roo, con todo y goteras y otros detalles fuese inaugurado en la fecha establecida, en realidad es que esta terminal aérea fue lo único que realmente pudo presumir, para efectos de poder seguir en campaña política, un Jefe del Ejecutivo Federal que a la hora de pavonearse por las instalaciones del nuevo aeropuerto evidenció con el vergonzoso trato que dio a la Gobernadora Constitucional del Estado, y eso que virtualmente el mismo la puso en el cargo, el desprecio que tiene por cualquier otra institución que no sea SU presidencia.
Sobra decir que habrá que ver cómo evoluciona el comportamiento de estos aeropuertos con el paso del tiempo, por ejemplo, al hablar de la calidad de los materiales y técnicas de construcción empleadas, luego de haber sido hechas realidad con ese nivel de premura con el que frecuentemente se relacionan algunas catástrofes.
Lo cierto es que, en todo este contexto, la más mediática, innecesaria y hasta peligrosa de las locuras que López Obrador puso en manos de los militares mexicanos, y que no pudo ser presumida en operación el día 1 de diciembre es la nueva aerolínea, es decir la operadora de transporte aéreo de bandera mexicana que, de haberse cumplido las ordenes presidenciales, debió haber sido, con un primer vuelo con pasajeros de pago a bordo de uno de sus 10 Boeing 737-800, la gran protagonista en la puesta en operación del aeropuerto de Tulum, honor que recayó en una Viva Aerobus a la que irónicamente enfrentará.
¿Y por qué no voló la nueva Mexicana el 1 de diciembre?
Si bien el propio presidente, seguramente muy, pero muy enojado, tanto que despidió de su cargo el general René Trujillo, quien como Director General de una paraestatal con siglas GAFSACOMM, estaba a cargo de la coordinación de varios emprendimientos entre ellos la aerolínea, informó en medio de burlas por el manejo de las reservas que algunos pasajeros ya habían realizado para volar en ella, que la razón por la cual Mexicana no hará sino hasta finales de diciembre es por el tema de falta de aviones, “El Aviador”, sabe perfectamente que el origen de esta vergüenza que tuvo que tragarse el megalómano que despacha en Palacio Nacional tiene mucho que ver con el hecho de que las fuerzas armadas, por más atributos en varios sentidos que posean, no disponen de las habilidades administrativas, visión, experiencia, flexibilidad, sensibilidad y humildad que hacen posibles como es debido, es decir, tal y como el mercado los requiere, complejos emprendimientos de carácter civil como es una aerolínea. Dicho en pocas palabras: La nueva Mexicana no aterrizó en Tulum el 1 de diciembre por las limitaciones propias de la SEDENA, reflejadas en la pobre gestión que se le ha dado a esta compañía.
¿Y cuándo es que finalmente la aerolínea va a volar?
La verdad es que “El Aviador” aun sabedor de los esfuerzos en hacerse de aeronaves rentadas a una aerolínea regional (TAR) o procedentes de y en detrimento de la Fuerza Aérea Mexicana, no puede meter la mano al fuego respecto a fecha alguna para que den inicio las operaciones. Es más, no descartaría que, en una de esas, la aerolínea, simple y sencillamente no despegue y si lo hace, que su permanencia en el mercado sea insignificante o breve. Y es que no hay que olvidar, y de ahí buena parte de la magia del negocio, que operar aerotransporte no es para todos, inclusive ni para gobiernos con el apoyo de sus fuerzas armadas.
Estemos pendientes entonces de cómo y cuándo, si es que, despega la nueva Mexicana.