COVID-19: efectos ambientales a dos años.
Han pasado casi dos años desde que, en diciembre del año 2019, el mundo se topara de frente y sin defensa alguna, con una nueva enfermedad de tipo respiratorio, el Covid-19, surgida en China y causada por un Coronavirus, denominado SARS-CoV-2.
Ni un solo humano ha podido mantenerse al margen; miles de millones de personas, aunque tratando de recuperar el sentido de normalidad, continúan envueltas en incertidumbre, en miedo y expectativa; las familias de más de 250 millones de enfermos enfrentaron miedo, pena y gastos, que seguramente, para muchos de ellos, significaron que su vida sea alterada por años. Más aún, para millones de familias, el duelo ha quedado marcado de forma indeleble, mientras que más de cinco millones de humanos, han debido pagar el precio más alto.
En sí, el “error de laboratorio” o el “contagio del mercado” que ocasionó esta enfermedad, es irreparable desde el punto de vista humano, pero los costos ambientales, no se quedan atrás. El tema de la salud ambiental debería ser tan visible, como el tema de la salud humana, por una simple razón: esta última, depende inexorablemente de la primera.
Medio ambiente
El ambiente, del cual depende nuestra calidad de vida y más que ello, nuestra existencia, se ha visto afectado principalmente en dos aspectos: en el aumento grotesco del uso de plásticos (sobre todo, los de un solo uso), aunado al retroceso en los esquemas adoptados por las naciones en cuanto a las políticas de reciclaje, mientras que, por otro lado, a fines en el 2021, se han exacerbado ciertas emisiones de gases de efecto invernadero.
Plásticos
Hasta ahora, el efecto ambiental más agresivo que ha tenido la pandemia, es el uso excesivo de plásticos, tanto por necesidad como por ignorancia, aunque sin descartar cierta comodidad irresponsable.
No se han publicado muchos estudios sobre los impactos de la pandemia en el consumo de plásticos; sin embargo, la precepción general, pero más aún, las pocas investigaciones realizadas, muestran un aumento en el requerimiento de productos plásticos y materiales médicos. Para colmo, con la parálisis social, se han presentado graves interrupciones de procesos de reciclaje ya de por sí defectuosos o insuficientes. Los problemas se han acentuado por los precios del petróleo históricamente bajos, que hicieron que las resinas vírgenes para fabricar plástico fueran más baratas que las recicladas.
Si 1,000 millones de los más de 7,000 millones de habitantes en el planeta (para proyectar un número que seguro han debido usar el cubrebocas), hubiesen utilizado una pieza por semana, de marzo del 2020 a noviembre del 2021, tiempo que ha transcurrido desde que la pandemia se tornó “global”, significaría tirar a la basura y de ahí al entorno, 92,000 millones de piezas. El número por si solo, ya es preocupante por sus efectos en el entorno. Pues bien, dicha proyección, se queda corta. Un estudio en Europa, extrapolando datos facilitados por el gobierno italiano, ha estimado que se estarían consumiendo unos 129,000 millones de mascarillas y 65,000 millones de guantes en todo el mundo… ¡en un mes! Cada cubrebocas podrá pasar de 100 a 500 años, antes de degradarse. El planeta se está convirtiendo de a poco, en un bote de basura gigantesco.
La pandemia podría revertir cualquier progreso realizado en la reducción del consumo de plástico de un solo uso, con un aumento asombroso en el uso de desechables, incluyendo mascarillas y protectores faciales, guantes, botellas de desinfectante, trajes médicos protectores, kits de prueba, recipientes para llevar comida, empaques de entrega y muchos otros productos que se han vuelto omnipresentes.
Es importante tener en cuenta que muchos de los países afectados por emergencias en la región no tenían capacidad para aplicar las mejores prácticas en el tratamiento de los desechos sanitarios y ahora, adicionalmente, se las están viendo de improviso con un gran número de desechos infecciosos.
Estos aumentos de desechos médicos están provocando un colapso de las cadenas de gestión de desechos. En abril de 2020, el 46% de las instalaciones de reciclaje en el Reino Unido habían reducido o suspendido sus servicios de reciclaje.
Si las tendencias de reciclaje continúan como hasta el presente, menos del 10% de los plásticos utilizados durante la pandemia se reciclarán alguna vez, y más del 70% llegará a vertederos a cielo abierto o directamente al medio ambiente. Como el SARS-CoV-2 puede sobrevivir en superficies de plástico cierto tiempo, esto plantea preocupaciones adicionales por la salud de la población.
Emisiones de gases
La crisis generada por el COVID‑19 ofreció solo una reducción a corto plazo de las emisiones mundiales. Según con el informe Unidos en la Ciencia 2021, no habrá una disminución considerable de las emisiones de aquí a 2030, a menos que los países traten de conseguir una recuperación económica que incluya una descarbonización profunda.
De acuerdo con algunas estimaciones preliminares, entre enero y julio de 2021, las emisiones mundiales en los sectores de la energía eléctrica y la industria ya se encontraban en el mismo nivel o en un nivel superior al observado durante el mismo período en 2019.
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