Esta columna va dirigida a ti, conocido, cuate, colega, amigo o hasta familiar, que sigues respaldando la gestión de López Obrador y por ende, en base al argot de esta mal llamada Cuarta Transformación.

Te debo definir como “chairo”, mientras que a mí me toca el mote de “fifí”, en el marco de una peligrosa e innecesaria división de una sociedad de por sí siempre dividida como para que le echen más leña al fuego.

Mi intención no es molestarte, te respeto enormemente y más si llevas turbosina en las venas y me veo como un hermano aeronáutico, pero las circunstancias me obligan a escribirte. Quizás no lo recuerdes, pero igual y sabes que siempre he tenido conciencia de la necesidad de una sociedad más justa e igualitaria, es decir, tiendo como tú, a ser de una izquierda más bien moderada.

Desgraciadamente, el México maravilloso que acogió muchos de nuestros progenitores, e inclusive a muchos de nosotros está en peligro y eso es algo, que me parece más importante que quedar bien con alguien, por más querido que sea. 

Habiendo constatado las realidades de los liderazgos comunistas a los que sirvió y por los que inclusive arriesgó su vida peleando en la Guerra Civil Española, mi estalinista abuelo materno llegó a decir que se sentía engañado por ellos, momento de gran honestidad que considero habla mucho de esa categoría que siempre le caracterizó. Quienes voluntaria o involuntariamente somos mexicanos no nos podemos dar el lujo de ver como se están destruyendo algunas de las instituciones que han sido el sustento del México que amamos, incluyendo su aviación civil, y que insisto, recibió generosamente a miles y miles de progresistas argentinos, chilenos, cubanos, dominicanos, nicaragüenses y uruguayos, por citar algunas nacionalidades.

De seguir así las cosas, en especial, si el morenismo refrenda su mandato de la mano del narco o la fuerza militar, a partir del 2 de junio próximo, nuestro “México lindo y querido” no solamente no será santuario, sino que se estará convirtiendo en todo un expulsor, no solamente de mano de obra barata en forma de “braceros”, sino de cualquier ciudadano que tenga la capacidad legal de migrar, caso por ejemplo de mis hijos, a los que no veo un futuro en tierras aztecas, algo que como vástago de inmigrantes que agradecidos, besaban la tierra mexicana, respetaban al pueblo y honraban sus instituciones públicas y privadas.

Entonces querido conocido, cuate, colega, amigo o hasta familiar chairo de cepa local o de algún exilio extranjero y mira que sabes que me refiero a ti, ten la humildad de reconocer que es tiempo de ser objetivos y corresponder a lo que México te ha dado, votando en contra de una segunda etapa de su destrucción.

Si me dejas de hablar lo voy a respetar, pero te aseguro que prefiero que eso suceda antes de sufrir el remordimiento de no haber empleado este privilegiado espacio editorial para llamar tu atención ante la imperiosa necesidad de dejar a un lado filas y fobias, con tal de proteger a México ejerciendo responsablemente un derecho que por cierto estamos por perder: el voto libre y secreto, en el contexto de una democracia y no el de una dictadura como aquella de la que huyeron los abuelos con mi madre en brazos.

No pasa nada; todavía no hemos llegado al extremo que alguien en realidad sepa por quien votaste.

No programes nada para el 2 de junio que no sea ir, solo o con los tuyos, a tu casilla electoral en la que vas a tener en tus manos, quizás de manera irrepetible de quitarle el poder a quien descaradamente ha reconocido que ha abusado, si no de tu ignorancia, sin duda de tu buena voluntad y legítimo deseo de vivir en un México mejor, para pretender implantar un modelo de gobierno sustentado en algo estoy seguro valoras: el respeto al estado de derecho y a las instituciones nacionales.

Si quieres no votes ni por el corrupto PRI o el oligarca y conservador PÄN, vota como yo por un PRD que no deja de tener parte de los vicios de los anteriores, pero que representa al ala progresista de la oposición con la cual, muchos de nosotros tenemos muchas coincidencias. 

Te lo digo de una vez y de corazón: López Obrador nos engañó y se ríe de ello. No le permitas que lo siga haciendo al tiempo de continuar destruyendo a ese México generoso en el que nos tocó vivir. 

Insisto, no pretendo ofenderte, pero mi patria se merece que te comparta este mensaje.