Biden: La moneda está en el aire
Vienen tiempos de incertidumbre para EEUU, reina el desconcierto y la zozobra, como en muchas partes del mundo.
Donald Trump, uno de los 400 hombres más ricos de América, según la revista Forbes, fue “como una cabra en cristalería” durante su mandato, pero tenía fijo un plan: mover la economía desde abajo, regresar al sector productivo a EEUU, que el “little man” volviera a tener confianza en su país, y lo logró, redujo el índice de desempleo al mínimo, logrando su mejor tasa de empleo en 5 décadas (antes del coronavirus), regresó empresas al país, controló incluso la migración, aunque no logró culminar el muro, que realmente no necesito, y algo importante, logró que todo el mundo, todos los días, hablara de EEUU y de él, aunque fuera solo para hablar de sus excentricidades.
Sí, Trump mantuvo a los norteamericanos pendientes y con miedo de sus acciones, pues rompió acuerdos y sacó al país de algunos tratados.
La comunicación con sus simpatizantes fue perdiendo fuerza conforme se daban cuenta que la mayor parte de lo que decía no tenía sentido, su base, alguna vez ilusionada se cansó.
En su partido, los conservadores que tradicionalmente han defendido a la familia y el esfuerzo, se enfrentaron a un presidente que era diametralmente opuesto.
Mitt Romney, senador republicano por Utah, repetidamente decía que el trumpismo se asociaba con el racismo, la misoginia, el prejuicio, la xenofobia y la vulgaridad. Los religiosos tampoco podían defenderlo, Trump con dos divorcios en su récord, abiertamente hablaba de sus infidelidades, y anteponía el aprovecharse de todos por encima del discurso.
Su manejo de la pandemia fue quizás “la gota que derramó el vaso”, el 25 de febrero de 2020, antes del confinamiento, el mandatario declaraba que el coronavirus estaba bajo control, y posteriormente reconocería que quiso minimizar la importancia de la enfermedad. Según una encuesta de The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research, en octubre del año pasado, la mayoría de los norteamericanos criticaron enérgicamente su manejo en la crisis sanitaria.
La amenaza naranja no cuido a los suyos; mientras los norteamericanos sufrían él se burlaba de las recomendaciones de los expertos. Esto terminó por costarle la reelección.
Biden ganó porque Trump perdió.
Trump se enfocó en el voto de republicanos conservadores, blancos y de clase trabajadora sin tomar en cuenta a las minorías crecientes. Cualquier otro candidato elegido hubiera ganado porque Trump “ya no tenía nada en el tanque”.
Posiblemente sucederá lo mismo en México en 2024, López se va a ganar a sí mismo, o va a perder por sí mismo.
La mudanza.
El 20 de enero el polémico Trump cede la Casa Blanca a Joe Biden, quien recibe un país con una deuda pública de casi 7.8 billones de dólares más, añadidos los últimos 4 años, para sumar un total de 27,7 billones de dólares, según la plataforma de USDebtClock.org, y una tasa de desempleo por la pandemia no vista desde 1938.
Biden, con un rango de acción limitado por una economía reducida y una deuda histórica, y sabiendo que no se va a poder reelegir, probablemente se esforzará en hacer lucir bien a la vicepresidenta Kamala Harris, con miras a la siguiente elección. Harris, la primera mujer electa para el cargo, tendrá un papel protagónico en su gobierno.
¿Qué viene con la llegada de Biden?
Biden, quien no es socialista pero abraza algunas políticas asistencialistas, tendrá un gobierno de centro izquierda, y seguramente dará los apoyos que prometió, aunque consciente de que no hay dinero para desperdiciar y no serán eternos.
En medio del tormentoso panorama que pronostica posible violencia durante la toma de poder, Biden ya prepara las primeras órdenes ejecutivas de sus mandato para revertir las políticas de Trump.
- Revocación del veto de entrada de viajeros de países musulmanes.
- Reincorporación de EEUU al Acuerdo de París, pacto de las naciones para reducir el calentamiento global.
- Reunificación de familias indocumentadas separadas en la frontera de México con EEUU.
- Uso obligatorio de cubrebocas en instalaciones federales y durante viajes.
Entre otros.
Y posiblemente repondrá mano de obra perdida en la pandemia, abriendo la frontera discretamente, con planes de cooperación o asilo. Fortalecerá el T-MEC dando prioridad a acuerdos laborales y medio ambientales, con miras a crecer el mercado laboral que es uno de sus principales objetivos. Las plantas manufactureras de mano de obra barata en países como México podrían ser opción para aumentar sus exportaciones.
El T-MEC fluirá sí México cumple los acuerdos, y podría representar nuevas y buenas oportunidades de negocios (si el gobierno mexicano se decide a tomarlas), pues se espera que con Biden las energías renovables tomen gran impulso.
En cuanto al manejo de la pandemia, Biden propone poner 100 millones de vacunas los primeros 100 días de su mandato y lo calificó de prioritario, pidiendo al congreso se designen recursos para el costoso desafío.
Tal vez las cosas empeorarán antes de mejorar para los norteamericanos y para el mundo, no hay garantía de que Joe Biden sea lo mejor para EEUU, ni para México, pero la moneda está echada al aire con la promesa de que el país vecino irá hacia adelante, convenientemente para los mexicanos.
La amenaza naranja ha sido derrocada.